La luz solar es la fuente de la vida. Pero que cierto es, que una exposición excesiva o irregular, puede dañar la piel exteriormente y también a nivel celular, derivando en un envejecimiento prematuro visible e invisible.
Vamos a analizar los diferentes rayos que componen la luz solar. Veremos la diferencia entre los rayos UVA y UVB, así como sus efectos positivos y negativos sobre la piel y otros que factores influyen en la forma en que tu piel reacciona.
Pero sobre todo nos interesa saber cómo protegerla, manteniendo todos los beneficios que el Sol, nuestra mayor fuente de energía y vitaminas nos aporta.
Comenzamos.
¿De qué se compone la luz del sol?
La luz solar se mide según su longitud de onda, y para no entrar en explicaciones demasiado técnicas, podríamos decir que a mayor longitud de onda, mayor es su alcance. La luz del sol, se compone de un espectro de rayos formados por:
- Los rayos infrarrojos representan el 45% restante de la luz, no son visibles para el ojo humano y su longitud de onda es de entre 760 nm y 1000 nm (1 mm).
- La luz visible representa aproximadamente el 50% del espectro de la luz solar y es visible por el ojo humano.Su longitud de onda es de 400 a 760 nm.
- La luz ultravioleta representa aproximadamente el 5% de los rayos del sol, es invisible para el ojo humano y su longitud de onda es más corta que la luz visible. Se presenta en tres formas: Ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC). Estos rayos son bloqueados por la atmósfera terrestre así que no llegan a la piel.
Ahora que ya sabemos de qué tipo de luz se compone el sol, vamos a ver cuáles son sus efectos en la piel.
¿Cómo afectan los diferentes rayos del sol a la piel?
Tanto los UVA como UVB son los principales causantes de los daños en la epidermis. Los rayos UVA son menos intensos que los UVB, pero atraviesan las nubes, hay de 30 a 50 veces más, y están presentes durante todas las horas del día, todo los días del año.
¿Cómo afectan los rayos UVA a la piel?
Los rayos UVA generalmente no causan quemaduras, pero pueden penetrar en las capas más profundas de la piel (la dermis) donde producen el bronceado. Ahí, interactúan con las células estimulando la producción de radicales libres, moléculas de oxígeno que el cuerpo debe neutralizar con antioxidantes. Pero si son demasiados el cuerpo pierde capacidad para neutralizarlos, causando daños más profundos a nivel celular.
Los efectos más frecuentes de una sobreexposición a los rayos UVA pueden ser: Fotoenvejecimiento, hiperpigmentación (manchas solares), y alergias solares.
¿Cómo afectan los rayos UVB a la piel?
Sin embargo, Los rayos UVB también pasan a través de las nubes y son más intensos al mediodía. Proporcionan la energía necesaria para que nuestra piel produzca vitamina D.
No penetran tan profundamente como los UVA pero broncean rápido, ya que estimulan la producción de melanina. Sus posibles daños son más inmediatos, como las quemaduras solares, y el engrosamiento de la piel.
Pueden alterar el proceso de regeneración natural y producir lesiones cutáneas crónicas, o derivar en las fases preliminares del cáncer de piel.
Otros factores que determinan cómo el sol afecta a la piel
Hay otros factores que influyen directamente en la forma en que nuestra piel reacciona a los rayos del sol:
- Ubicación geográfica, la estación del año, el clima y la hora del día, que influyen en la intensidad de los rayos del sol.
- El tiempo que pasamos al sol, y la forma en que protegemos la piel. Así como el tono de piel, la edad, la zona del cuerpo expuesta.
- Otras condiciones particulares, como por ejemplo la producción hormonal, alergias, piel dañada…
Los efectos positivos de la luz solar en la piel

La luz solar es una fuente importante de vitamina D, que es fundamental para los procesos vitales de nuestro cuerpo, como la absorción de calcio y de magnesio que mantiene nuestros huesos sanos.
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